Mano con un celular y detrás una computadora
Recursos TIC

¿Puede ser el chat un aliado del aprendizaje online?

Se presentan algunas sugerencias a la hora de utilizar el chat como herramienta pedagógica. Asimismo, se detallan algunas dificultades que los docentes pueden llegar a enfrentarse y se discuten cómo hacer para evitarlas.

El chat

El chat, llamado en español “charla” o “conversatorio”, es una de las herramientas que apoyan o facilitan la realización de actividades de aprendizaje. En tanto permite la comunicación sincrónica, requiere que los usuarios estén conectados simultáneamente.

La forma de comunicación más utilizada en los chats es el mensaje de texto, aunque existen servicios de mensajería con videoconferencia, que utilizan las cámaras web, y que transmiten las imágenes por internet.

Uso

El chat, desde el punto de vista pedagógico, puede utilizarse para opinar y argumentar sobre una pregunta generadora que haya planteado el docente, así como para intercambiar ideas en torno a una actividad de aprendizaje determinada.

En estos casos, la utilización del chat deberá de ser comunicada a los estudiantes de antemano, de forma que estos puedan prepararse, a través de la lectura, de la investigación o de la elaboración de un esquema, por ejemplo.

Función

Además de lo señalado anteriormente, el chat cumple una función importante, ya que es un espacio para que los estudiantes se conozcan e interactúen de una manera informal.

La cohesión social y el sentido de pertenencia son elementos relevantes, sobre todo, en los cursos que son totalmente en línea, en donde es posible que los participantes no se conozcan personalmente.

No se debe menospreciar esta función del chat, dado que el elemento motivacional e interactivo es vital para el aprendizaje en cursos de este tipo.

Dificultades en el uso del chat

Los chats de texto pueden ser difíciles de seguir cuando hay 10 o más participantes. La pantalla despliega los mensajes de texto muy rápidamente y, las personas que no tienen las destrezas para digitar rápidamente en el teclado, pueden perder el hilo de la discusión.

Es preciso limitar la participación a grupos de menos de 10 personas. Si el grupo de estudiantes es muy numeroso, una opción es asignar horarios para los diferentes subgrupos.

El chat organizado 

Los chats no deberían llevarse a cabo sin una planificación previa y sin una logística preparada de antemano. 

En ese sentido, a continuación se destacan algunos elementos fundamentales a tener en cuenta: 

  • Avisar de antemano a los estudiantes sobre las fechas y horas en que se realizarán los chats. Aunque estos datos pueden estar previstos en el programa del curso, es conveniente recordarlos por lo menos con una semana de anticipación.
  • Solicitar a los estudiantes que comprueben que el chat funcione en su dispositivo. Muchos programas de chat requieren de programas especiales o de un plugin, por lo que es bueno que ellos verifiquen que todo esté en orden y, de lo contrario, que se lo notifiquen al profesor, para poder solucionar el problema a tiempo.
  • El chat debe tener un tema. La conversación no se hará “a la deriva”, sino que deberá tener un eje central, un tema, que podría ser una o varias preguntas generadoras. 

El chat espontáneo

No obstante, puede haber chats que no se centren en un tema en particular, sino que se abran para que los estudiantes formulen dudas o inquietudes sobre los temas, la metodología, las actividades del curso o sólo para interactuar.

Estos chats pueden programarse cada cierto tiempo o a conveniencia de los estudiantes –quienes podrían solicitárselo al docente, por medio del correo electrónico o de un foro–.

¿Qué hay que tener en cuenta?

Durante el desarrollo del chat, es importante tomar en cuenta lo siguiente:

  • El profesor deberá ingresar al chat antes que los estudiantes, para comprobar que el programa funcione correctamente y dar seguimiento a quienes vayan ingresando. 
  • Dar la bienvenida a cada estudiante, conforme vayan entrando, de forma de que sepan que el profesor ya está allí y que los ha visto. 
  • Se puede dar un tiempo, de unos diez minutos, para que los participantes interactúen entre ellos, de manera informal. Además, eso dará tiempo para que ingresen aquellos que faltan.
  • Comenzar la discusión retomando las preguntas generadoras que se enviaron a los estudiantes previamente. Es posible solicitar un voluntario para que se refiera a ella o a un aspecto específico de la misma. De esa forma, se le podrá dar la oportunidad a otros estudiantes de participar sobre el mismo tema.
  • Cuidar que un estudiante no se adueñe de la participación y que no deje hablar a los demás. Cuando esto suceda, redirigir la pregunta a otros. También es conveniente hacer preguntas a personas específicas.
  • Si alguien tiene una duda –y el docente considera que es un tema que todos deberían dominar–, se le puede pedir a un estudiante que la responda. Es conveniente que no solo responda el docente
  • Es importante asignar turnos para hablar. También se le puede indicar a los estudiantes que pidan la palabra y que participen solo cuando el profesor se los indique.
  • Los mensajes en el chat deben ser cortos: deben sintetizar la información, ser directos, ir al punto. Hay que recordar que los mensajes deben ser leídos (y digitados) por todos y que la velocidad es una variable importante en el proceso.

El chat puede dejar sensación de “poco”

Es común que la primera experiencia con el chat no sea muy alentadora. Es algo normal, y que mejorará conforme el docente vaya adquiriendo experiencia en el uso de dicha herramienta. 

Los chats son complicados de manejar para el profesor y, a veces, a los estudiantes les queda la sensación de que no lograron aprovechar al máximo el espacio para sus preguntas e inquietudes.

¿Cómo prevenirlo?:

  • Disminuir el número de participantes.
  • Planificar previamente el chat.
  • Pedir a los estudiantes que den su retroalimentación después de la actividad.