¿Qué es?
Es una estrategia para facilitar los debates, en torno a un tema que puede ser controvertido.
¿Para qué se usa?
Es una técnica que se utiliza para:
- Promover la reflexión y la argumentación.
- Favorecer la participación de los estudiantes.
- Desarrollar diversas competencias de comunicación, como ser la argumentación y la escucha activa. También valores tales como el respeto y la tolerancia.
¿Cómo se usa?
- Plantear una afirmación acerca de un tema controvertido, relacionado con el curso. Por ejemplo: el uso de alimentos transgénicos, la administración de hormonas a los animales para su engorde, la legalización de la eutanasia, entre otros.
- Dividir la clase en dos equipos de debate. Asignar, en forma arbitraria, a un grupo como el “defensor” de la afirmación y, al otro, como el “fiscal”.
- Pedir a cada grupo que elabore los argumentos para la posición asignada.
- Al finalizar la discusión interna, pedir al grupo que elija un representante para exponer las ideas.
- Ubicar las sillas de los “defensores” y de los “fiscales” de manera enfrentada. Al resto del grupo situarlos detrás de sus respectivos equipos.
- Empezar el debate pidiendo a los portavoces que presenten sus argumentos iniciales.
- Cuando todos hayan escuchado los argumentos iniciales, detener el debate y reorganizar los grupos originales, solicitando la elaboración de argumentos opuestos para rebatir.
- Elegir un portavoz diferente al anterior. Reanudar el debate.
- Al finalizar el debate, en plenario, se inicia una conversación sobre los aprendizajes generados en torno al tema.
- Se identifican los mejores argumentos propuestos por los equipos, destacando las bases objetivas –datos, informes, encuestas, investigaciones– o subjetivas –sentimientos, percepciones, opiniones– en las que éstos se sustentaron.