La preocupación de los docentes por la poca participación de los estudiantes y por la apatía que muestran ciertos grupos está ligada a muchos factores. Sin duda, la pandemia y el aislamiento contribuyeron con ello, por lo que resulta relevante preguntarse: ¿qué podemos hacer frente a esta situación?
A continuación presentamos algunas estrategias llevadas adelante por equipos de nuestra universidad –pero también desarrolladas por otras universidades en el mundo–, que se atrevieron a romper algunas barreras, a fin de dedicarle más tiempo a lo que se pudo haber perdido durante la pandemia.
Sugerencia 1: crear un vínculo y un clima de confianza
En primer lugar, es importante dedicar un tiempo al inicio del semestre para hacer que los estudiantes se conozcan, así como fomentar el vínculo entre los docentes y los estudiantes. Esto se puede realizar a través de varias estrategias, como ser:
Es recomendable proponer una bienvenida activa: una reunión distendida y de camaradería entre los docentes del semestre y los estudiantes (incluir lo que se hace normalmente en una reunión de amigos: refrigerios, sándwiches o lo que les parezca).
También es posible complementar esta reunión con una actividad lúdica. Por ejemplo, uno de los tantos “juegos” que se realizan en una capacitación empresarial. Si no hay nadie del equipo que se anime, se puede solicitar apoyo a otros docentes o al CAES.
Sugerencia 2: explicar a los estudiantes cómo aprenden las personas
Es útil explicar a los estudiantes que, en su formación universitaria, se espera formar profesionales que:
- aprendan a aplicar el conocimiento;
- desarrollen operaciones mentales lógicas (como exponer, explicar a otros, asociar, justificar) y estratégicas (por ejemplo, preguntar, verificar, evaluar);
- desarrollen el pensamiento crítico: lo cual se logra cuando se cuestionan situaciones, se hacen preguntas, se argumenta, se evalúa la información, se exploran las distintas alternativas o se valoran los diferentes criterios.
Por estas razones, para aprender es necesario cumplir un rol activo en el proceso: es un “baile de a dos”, donde la planificación de la enseñanza es responsabilidad del docente, pero aprender es una responsabilidad de los estudiantes. Esta ficha práctica, que se encuentra en la página del CAES, es ilustrativa al respecto.
Sugerencia 3: explicar el rol de los estudiantes universitarios
Cuando se llega a la educación superior, los estudiantes deben asumir un rol más protagónico y ser responsables de su proceso de aprendizaje.
La razón está en que no se aprende solo al escuchar y tomar apuntes, sino que es necesario poner el conocimiento en acción. Esto se consigue cuando, guiados por el docente, los estudiantes resuelven ejercicios o situaciones problema, participan de discusiones o responden a distintas preguntas.
En ese sentido, es importante transmitir que, para aprender, se debe asumir un rol activo y participar de las propuestas planteadas por el docente.
Sugerencia 4: explicar el rol de los docentes universitarios
En este mundo hiperconectado, el docente no puede ser solamente un transmisor del conocimiento que está en los libros o en el ciberespacio.
Debe ser alguien que –por su expertise–, pueda discernir, por un lado, entre aquellos temas o conceptos que necesitan ser expuestos y explicados en clase, debido a su complejidad o dificultad de acceso.
Por otro, que distinga aquellas ideas que, por su sencillez o fácil disponibilidad, pueden ser abordadas por los estudiantes de manera autónoma, guiados por el docente.
En síntesis, es importante explicar a los estudiantes que el docente universitario debe ser un planificador y facilitador del aprendizaje. Y, a la vez, ayudar a los estudiantes a buscar información de calidad, a pensar, a investigar y resolver situaciones. Por tanto, no deberían esperar que el curso se base en el dictado de temas sobre los que se sacan apuntes.
Sugerencia 5: explicar la importancia de formar profesionales íntegros
Desde las asignaturas se pretende contribuir a formar profesionales capaces de proponer alternativas y soluciones a los problemas que enfrenta la sociedad. También individuos que puedan interpretar críticamente la información circulante y elaborar propuestas de acción basadas en una conjunción de conocimientos, habilidades y actitudes, en el marco de la ética profesional y ciudadana.
Es por ello que vale la pena dedicar unos minutos a recalcar la relevancia que tiene la integridad académica para la formación profesional. El artículo “Promoviendo la integridad académica: ¿estaremos haciendo lo suficiente?” puede resultar de interés, así como los distintos recursos vinculados al control de plagio, que se encuentran en la página del CAES.