Lo que se ha hecho bien
¿Cuáles fueron las ventajas identificadas en el proceso de adaptación de algunas universidades de América Latina?:
1. El modelo educativo de la universidad influye en su capacidad de reacción
Las universidades que iniciaron una transición a la digitalización antes de la pandemia y contaban con una infraestructura tecnológica, ya tenían cierta experiencia en el desarrollo de una cultura digital, con estudiantes y docentes más adaptados a mecanismos como trámites digitales, así como a cursos dictados en un formato híbrido y con contenido curricular en línea.
2. Inversión financiera en recursos para la continuidad educativa y disminución de la brecha digital
Algunas universidades se han esforzado en facilitar el acceso a las clases virtuales, especialmente en las zonas rurales o con menor conectividad, generando una extensión de recursos y mitigando los casos de abandono. Entre las actividades identificadas para reducir la brecha digital se han realizado encuestas a la población estudiantil y docente, para identificar las necesidades de equipamiento tecnológico. Entre los recursos habilitados se encuentran, por ejemplo, tablets, computadoras portátiles y licencias de Zoom para la virtualización de los cursos.
3. Formación pedagógica continua para los docentes
Por medio de cursos, webinars y tutoriales se han desplegado esfuerzos permanentes para ayudar a los docentes a adaptarse a la teleeducación. Ha resaltado la importancia del valor de la colaboración y solidaridad de los colegas más capacitados con aquellos que están en proceso de aprender los mecanismos de la pedagogía virtual.
4. La solidez institucional de las universidades
Si hay una relación fuerte entre decanos, profesores y estudiantes –y además se comparten ideales–, es posible movilizar en poco tiempo la universidad de una forma presencial a la virtualidad.
Lecciones aprendidas
El contexto general de una nueva realidad
- La adopción de tecnologías digitales ya era un proceso hacia el que muchas las universidades se estaban dirigiendo. Sin embargo, la forma acelerada en que se debió adoptar, como consecuencia de las medidas de distanciamiento social impuestas por la pandemia, generó ventajas, desventajas y riesgos para el sector académico. Si bien se abre un escenario de oportunidades para hacer la inmersión digital de profesores y estudiantes, existe el riesgo de que el proceso fracase por la forma acelerada de adopción, sin suficiente tiempo para formar a los actores implicados o para generar una capacidad tecnológica sostenible.
- Emerge un nuevo modelo de práctica universitaria que trasciende a la emergencia. Más que la implementación de una estructura de educación en línea, se está desarrollando un proceso de educación remota emergente. Reconociendo que esta educación tiene características y metodologías pedagógicas diferentes a las presenciales, de cara al futuro, hay que pensar en un formato mezclado, que combine la noción presencial y la noción virtual de manera funcional. La modalidad actual funciona como respuesta a una emergencia, pero hay que desarrollar estrategias que sostengan este nuevo modelo en el mediano plazo.
La pedagogía
- La modalidad y la dinámica del docente virtual es diferente a la del docente presencial. Hay que desarrollar la legitimidad de los profesores que se inician en el mundo virtual, definiendo instrumentos efectivos para acreditar los saberes.
- Las dinámicas de una evaluación efectiva en un contexto de educación presencial se han revelado diferentes a las de un contexto de educación virtual. Por consiguiente, hay que desarrollar instrumentos de evaluación oportunos para la educación a distancia.
- ¿Qué tan bueno es lo que estamos haciendo? No solo se deben orientar los esfuerzos a implementar una estructura virtual, sino que hay que velar por la calidad de la enseñanza, cuestionando y buscando retroalimentar lo que se ha hecho hasta el momento.
- Se ha evidenciado la importancia de desarrollar un plan de movilidad virtual, para facilitar un modelo inclusivo para estudiantes y docentes en diferentes condiciones (tomando en cuenta a aquellos que no puedan asistir a las clases presenciales por causas relacionadas con el COVID-19), que incluya soluciones presenciales, virtuales e híbridas.
- Resalta la importancia de incluir herramientas tecnológicas que faciliten la interacción digital, incluyendo programas como realidad virtual, realidad aumentada, inteligencia artificial, hologramas y aprendizaje adaptativo. Igualmente, es clave la utilización de la nube para coordinar la estrategia educativa, así como el despliegue de capacidades para el fortalecimiento de las estructuras de ciberseguridad, al considerar las amenazas en los sistemas.
- Tener en consideración que hay asignaturas que no se van a poder abrir porque necesitan proximidad y contacto, como es el caso de los laboratorios.
El profesorado
- Se ha observado que la exposición a la nueva modalidad ha generado más apertura por parte de los docentes, que inicialmente demostraban resistencia al cambio. También se ha revelado una ruptura de barreras de percepción del formato virtual.
- Es importante hacer un reconocimiento a los docentes y otorgarles incentivos que honren sus esfuerzos en medio de esta coyuntura. Considerando que el regreso a la presencialidad va a tardar, hay que encontrar mecanismos rápidos y efectivos que despierten su interés.
Los estudiantes
- La coyuntura ha creado un cambio en los estudiantes, porque sus expectativas vitales y laborales también se están modificando. Los estudiantes tienen nuevas expectativas basadas en la inmediatez de las respuestas y la disponibilidad del contenido pedagógico, por lo que las universidades deben poder responder y adaptarse a las nuevas necesidades. De lo contrario, aparecerán otros agentes que lo harán, poniendo en riesgo al sector universitario.
- El foco no solo debe estar en el tema técnico, sino que también se debe atender a las necesidades emocionales y mentales de los estudiantes. Hemos incursionado en una etapa high-tech, pero también debe ser high-touch entre la comunidad académica y los estudiantes. Entre las posibles soluciones, se deben ampliar, acompañar y promover las actividades culturales y deportivas en los hogares de los estudiantes, considerando las carencias que pueda presentar su entorno.
El contexto universitario
- La transformación digital universitaria no es una simple mutación digital, sino que ha galvanizado una transformación cultural en la experiencia universitaria. En efecto, las universidades deben reformarse porque la sociedad también lo está haciendo.
- Es importante no abandonar el modelo presencial pero, a su vez, seguir desarrollando la modalidad virtual. La digitalización llegó para quedarse, pero el valor del campus como espacio educativo sigue siendo irremplazable.
- El acompañamiento ha sido un elemento central en lo pedagógico y en lo emocional, para docentes y estudiantes. Al mismo tiempo, es importante reconocer el papel de la colaboración.
Próximos pasos
- Desarrollar protocolos de bioseguridad en las instalaciones de las universidades, una vez que se contemple el regreso a la presencialidad.
- Continuar con la formación de las competencias digitales de los docentes, por medio de la acreditación de saberes.
- Implementar nuevos mecanismos de evaluación que se alineen con las necesidades de la educación a distancia.
- Promover dinámicas de movilidad virtual para los docentes y estudiantes, que faciliten un proceso de transición a la normalidad.
- Ampliar y promocionar las actividades culturales de la universidad, para atender las necesidades emocionales de los estudiantes y de los docentes.
Este material es un resumen sintético sobre la publicación La educación superior en tiempos de COVID-19: aportes de la Segunda Reunión del Diálogo Virtual con Rectores de Universidades Líderes de América Latina, editado por el Banco Interamericano de Desarrollo, Universia y Santander.