El uso de plataformas de videoconferencias, durante una clase sincrónica virtual, implica necesariamente la promoción de la interacción entre los docentes y los estudiantes, y entre los estudiantes entre sí.
La queja más frecuente que se recoge –por parte de los estudiantes– es que escuchar sin hacer nada durante dos o, incluso, tres horas resulta un esfuerzo imposible. Cualquiera que haya pasado por la experiencia de solamente escuchar una disertación de más de una hora y media, estará de acuerdo con que la misma no presenta una situación ideal de aprendizaje. Todo lo contrario.
La función principal de las aplicaciones de videoconferencia debería ser utilizar una variada gama de actividades, debidamente secuenciadas, a través de las cuales se fomente la participación activa de los estudiantes.
Si uno es un docente que le gusta disertar, la mejor opción es utilizar las aplicaciones previo a la clase y grabar la exposición.
Si aún el docente debe realizar una presentación de información durante la clase, se recomienda que la misma también esté planificada. De forma que, cada 10 minutos de disertación, los estudiantes tengan la oportunidad de trabajar con sus pares para procesar ese conocimiento.
Por ello, se sugiere calcular el uso de dos –o como máximo tres– diapositivas explicativas cada diez minutos, luego de las cuales, se plantearía una tarea o actividad para que los estudiantes realicen en grupos.